Si pudiera sentarme con mi yo de hace 10 años, no le daría consejos de marketing, ni le enseñaría cómo vender cursos online, ni le hablaría de libertad financiera.
Le diría algo mucho más simple.
Le diría:
“Calma. Respira. No corras.”
Porque lo veía siempre con prisa.
Siempre queriendo llegar.
A dónde… ni siquiera lo sabía.
Quería respuestas, certezas, garantías.
Quería tenerlo todo bajo control: la vida, la pareja, el dinero, el futuro.
Y lo entiendo.
Era una forma de protegerse.
Porque por dentro… había miedo.
Miedo a perder el rumbo.
Miedo a repetir errores.
Miedo a no ser suficiente.
Pero también había una fuerza que no sabía nombrar:
una intuición que le empujaba a romper con lo establecido,
a no conformarse con una vida a medias.
Hoy sé que todo ese caos tenía un propósito.
Que cada caída fue parte del camino.
Y que la ansiedad por “llegar” solo me alejaba más de mí mismo.
Así que si tú, que estás leyendo esto, sientes algo parecido…
si tienes esa sensación de estar perdiendo el tiempo,
de no avanzar lo bastante rápido,
de que deberías estar “más lejos”…
Te digo lo mismo que me diría a mí:
Respira.
No adelantes acontecimientos.
La vida no se controla. Se vive.
Y si alguna parte de ti ya lo sospechaba…
Bienvenido.
Estás en el lugar correcto.
Este espacio es para soltar cargas, cuestionar mapas viejos, y empezar a vivir desde otro sitio.
Una energía más suave.
Más presente.
Más tuya.
Nos seguimos leyendo.
Con alma y sin prisa,
– Magus
