Hace unos años, me pasaba algo curioso.
Cada vez que tenía un problema, corría fuera de mí: buscaba libros, gurús, talleres, respuestas en otras personas. Pero, por más que aprendía, seguía sintiendo un vacío. Una voz interna me decía: “No es ahí”.
Hasta que un día, agotado, me senté en silencio. Sin música, sin móviles, sin distracciones. Solo respiré. Y descubrí algo que me cambió: todo lo que estaba buscando estaba ya dentro de mí. No era un tópico espiritual: era experiencia. Mi cuerpo lo sabía antes que mi mente.
Ese día entendí que yo era mi propio maestro, mi propio discípulo, mi terapeuta y mi paciente. Y que la confianza en uno mismo no es arrogancia, es responsabilidad.
Vivimos creyendo que la solución está fuera: en la pareja, en el trabajo, en un nuevo curso. Pero ese camino solo nos cansa y nos aleja de nuestro centro.
Cuando aprendes a refugiarte en ti, cuando dejas de consumir creencias ajenas y empiezas a vivir experiencias reales, el ruido baja y la claridad aparece. Es un estado de libertad.
No necesitas mi palabra. Prueba ahora mismo: respira, siente tus manos, tu pecho, escucha tu corazón. Eso que sientes es presencia. Eso es real.
Hoy te invito a hacer algo diferente. Regálate 5 minutos de silencio. Respira. Siente el presente con tus sentidos. No hay técnica secreta. Solo esto: confía en ti. Ahí están las respuestas.
Recuerda: no eres pequeño. Eres completo. Solo tienes que recordarlo y creértelo!
– Magus
